El corazón
músculo-máquina regular hasta en sus desajustes
manera perversa de justificar el torrente de sangre como un continuo.
Caminan con pasos inestables, se dirigen a ningún lugar en concreto. Con rigor. Estoicos sienten presión en el hioides y siguen avanzando. No bordean cordilleras.
La falta de oxígeno emborrona las ideas y olvidan la mecánica; ninguna explicación en la espalda de los guerreros.
La batalla espera.
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