Cincuenta caminos para ver el sol.
Cerezos en flor; armonía,pausa,armonía.
Caminas, sin contar los pasos, caminas. Terminadas las lluvias, terminadas las lágrimas, de nuevo un paseo sobre la muralla, y otro muro la rodea.
Sentir lo que otro ha sentido.
Y quizás el olvido, y todo irá bien, pero no, demasiados finales felices para decidirse ya por uno. Pequeña, tan pequeña con sus rodillas amoratadas. La coges de la mano y caminas, caminas para ver el sol.
jueves, 18 de abril de 2013
domingo, 14 de abril de 2013
Cactáceo
Sigue caminando. Debe cumplir la cuenta de pasos, no puede confiarse; sí, hay un giro de 90 grados cada 638 pasos, pero a veces esta cansado y los pasos son mas cortos, o la zancada se acelera...uno, dos, tres...la cuenta no debe perderse, esa es su misión. Todo podría desaparecer.
La salida, la salida correcta, esa salida donde la encuentra ante un puente, dudando si cruzar. Se sonrien, se sientan. El puente permanecerá en su sitio crucen o no. Mientras juntan las piezas en el orden adecuado se hace noche y, sin quererlo, se hacen vela el uno al otro. El vigila primero, y cae rendido justo cuando ella abre los ojos, y así pasan los días. Al final deciden cruzar el puente, aún sin conocer cuantos pasos mide, y se cogen de la mano.
La salida, la salida correcta, esa salida donde la encuentra ante un puente, dudando si cruzar. Se sonrien, se sientan. El puente permanecerá en su sitio crucen o no. Mientras juntan las piezas en el orden adecuado se hace noche y, sin quererlo, se hacen vela el uno al otro. El vigila primero, y cae rendido justo cuando ella abre los ojos, y así pasan los días. Al final deciden cruzar el puente, aún sin conocer cuantos pasos mide, y se cogen de la mano.
sábado, 13 de abril de 2013
Mapas 23
En cada instante, una realidad.
Desconectadas.
Una realidad ahora mismo; la realidad de anoche permanece.
El multiverso es la cobardía de las paradojas,
escondite.
La cabaña de las decisiones te pertenece.
Dibujas el mapa y las calles aparecen ahí.
Pero no cambia aquella puerta,
la entrada,
el saludo.
Salta.
Desconectadas.
Una realidad ahora mismo; la realidad de anoche permanece.
El multiverso es la cobardía de las paradojas,
escondite.
La cabaña de las decisiones te pertenece.
Dibujas el mapa y las calles aparecen ahí.
Pero no cambia aquella puerta,
la entrada,
el saludo.
Salta.
jueves, 11 de abril de 2013
Contacto
La punta de los dedos.
Todo se mantiene en la punta de los dedos, grabada su propia obra. El resto del cuerpo vuelve rastreando, la luz, reunidas las partículas, así dejaron escrito las puntas de los dedos. La caricia es quererla.
El puzzle sin pistas, pero no puedes negar las piezas.
En la punta de los dedos está la solución.
Todo se mantiene en la punta de los dedos, grabada su propia obra. El resto del cuerpo vuelve rastreando, la luz, reunidas las partículas, así dejaron escrito las puntas de los dedos. La caricia es quererla.
El puzzle sin pistas, pero no puedes negar las piezas.
En la punta de los dedos está la solución.
martes, 8 de enero de 2013
A veces milagro.
Dámelo a escondidas
ese segundo que guardas alejado de los relojes
ese segundo que escapa a los minutos.
Que sea ese todo el tiempo que nos envuelva. Que la mirada se vacíe de reflejos y cada dedo un pincel y cada pincel un trazo.
Desnúdalo de adornos. Del tic, del tac, del paseo y del retorno, del hola y el adios y deja tan solo la palabra esencial de cada frase.
Míralo sin un antes ni un después, y sube sobre ti misma hasta rozar ese yo que ves, que veo, y grítalo hasta vaciarte los pulmones. Sonará como la mejor de las canciones.
Agárralo. Retuércelo. Exprímelo y saca de el cada gota, que derrame hasta empapar cada partícula de la estancia y salpícame con el, riendo, juguetona. Y eres tú, y te alzas ninfa de cualquier sueño y dura como toda una vida ese segundo que tenías escondido de los relojes.
ese segundo que guardas alejado de los relojes
ese segundo que escapa a los minutos.
Que sea ese todo el tiempo que nos envuelva. Que la mirada se vacíe de reflejos y cada dedo un pincel y cada pincel un trazo.
Desnúdalo de adornos. Del tic, del tac, del paseo y del retorno, del hola y el adios y deja tan solo la palabra esencial de cada frase.
Míralo sin un antes ni un después, y sube sobre ti misma hasta rozar ese yo que ves, que veo, y grítalo hasta vaciarte los pulmones. Sonará como la mejor de las canciones.
Agárralo. Retuércelo. Exprímelo y saca de el cada gota, que derrame hasta empapar cada partícula de la estancia y salpícame con el, riendo, juguetona. Y eres tú, y te alzas ninfa de cualquier sueño y dura como toda una vida ese segundo que tenías escondido de los relojes.
Canción de la roca madre.
Bailamos por la música. La música porque bailamos.
Ningún metrónomo desnuda el compás; el ritmo son dos frentes en contacto y la mirada que huía y ahora se encuentra, la mirada que te devuelve a donde no cuenta el espacio. La mirada sedosa es el tacto-guía, las fibras entrecruzadas que guardan el calor; la mirada como la envuelta de los regalos y al rasgar aparece la maravilla. Los sentidos como uno solo, cada estímulo refundido y abrazas la sensación y el baile para agradecer la música que suena porque estas bailando.
Otra vez las frentes.
Las miradas.
y las miradas se encuentran
y ese silencio que es la música por la que bailas
el vacio solo existe alrededor
público envidioso de la danza, de saber ser el ser desnudo.
La levedad del baile que te eleva y te distingue de la trampa es el único discurso que cuenta, y sin palabras.
Y las frentes.
Y las miradas.
Ningún metrónomo desnuda el compás; el ritmo son dos frentes en contacto y la mirada que huía y ahora se encuentra, la mirada que te devuelve a donde no cuenta el espacio. La mirada sedosa es el tacto-guía, las fibras entrecruzadas que guardan el calor; la mirada como la envuelta de los regalos y al rasgar aparece la maravilla. Los sentidos como uno solo, cada estímulo refundido y abrazas la sensación y el baile para agradecer la música que suena porque estas bailando.
Otra vez las frentes.
Las miradas.
y las miradas se encuentran
y ese silencio que es la música por la que bailas
el vacio solo existe alrededor
público envidioso de la danza, de saber ser el ser desnudo.
La levedad del baile que te eleva y te distingue de la trampa es el único discurso que cuenta, y sin palabras.
Y las frentes.
Y las miradas.
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