Para muchas mujeres (casi todas las que merecen la pena), Drácula es un ejemplo del romanticismo mas venial. Erotismo. Ese elegante caballero que os vuelve locas en la cama.
Drácula vive en la tragedia. Es el hombre que puede tener todo excepto lo único que realmente quiere. Su corazón late, por mucho que se empeñen en negarlo, su corazón empuja las lágrimas derramadas durante siglos; el amante perfecto nacido de la muerte del amor. La sangre solo es la manera de calmar el ardor de la sal corriendo por sus venas. El seductor que no puede ser seducido, la losa.
O así nos lo han contado.
Drácula sabe, ellas saben, la sonrisa de Mina puede aparecer en cualquier esquina, cambia la sal de las lagrimas por sudor fresco y rejuvenece para poder envejecer y disfruta, ya mortal, pero mucho mejor que los mortales.
En un mundo donde los zombies son tendencia, una vez mas las mujeres demuestran tener razón; nadie quiere abrazar a alguien que se descompone a la mínima presión.
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