El desayuno huele a placebo.
Un intento de pausa analgésica por
(esto
eso
lo otro)
por reconducir el temor y el placer que se miran estrábicos frente a frente buscando el punto común de la voluntad y la rendición.
La forma reducida al mínimo
la fórmula para averiguar la despreciable masa del fondo.
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