Eres el tiempo perdido en una caja de cerillas,
inflamable saliva de sonrojo
en la boca que nunca vio nacer,
el vaivén de una llamarada
que solo si se apaga quema
(siniestra condición)
y en la comisura de tu sonrisa ignífuga
habitan kilos de ceniza
que son el manto de tu piel.
Y te apagas, y sonríes,
y en tu calma pactada
apenas sobrevive la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario