lunes, 27 de octubre de 2014

Amanecer #2

Salta sobre la cama agitando su flequillo de estacas
como celebrando
(solo ella sabe qué cara pone en esos momentos, el cadáver no puede verlo)
chapoteando el último cenagal de tantos que lleva marcados en las rodillas.
Se acomoda en una esquina y esboza la escena; el movimiento del pelo impide ver su expresión, no regala un detalle tan impertinente a un simple cuaderno.
Ha derramado la sangre de no sabe cuantos corazones y en ese momento solo le importa que la canción se repita una y otra vez, sonríe la marcha triunfal (seguimos sin saber los detalles) y se retira a la otra punta de la habitación.
Desde allí piensa lo mucho que le gusta dibujar en rojo sobre blanco.


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