lunes, 30 de junio de 2014

Danza

Mientras bailamos
y nos susurramos
lo hermoso que es
que solo sepamos darnos
lo que no necesitamos.


domingo, 29 de junio de 2014

Gigantes

Esa noche en la que olvidamos las razones.
Dioses caprichosos que no saben de bondad riéndose del incendio, recreando fábulas chupando el cuello de una botella. Hermosas las bestias, girando en círculo mientras miden sus fuerzas. Todo bien.
Solo se prometen arrogancia y desdén
espalda contra espalda
cada uno con la mirada en su propia dirección
Ríen embrutecidos, sanan con saliva las heridas. Ya cauterizados se despiden hasta la próxima noche en que se encuentren sin ninguna razón.


jueves, 26 de junio de 2014

Cartas marcadas

Hola.
He venido a que me hagas la violencia.
Vacíame, hazme folio en blanco y practica tu papiroflexia; incendia el avión antes de lanzarlo por la ventana.
Maneja mis conexiones sinápticas, obliga a mis neuronas a escupir sobre el charco para que no se coagule la sangre. Regálame una bufanda con la que morir ahogado.
Títeres sin hilos danzan descarados, el público huye despavorido de la función.
Te ofrezco mi espalda; usa la pluma, la lengua o la espada, da igual, nunca veré el resultado pero viviré el proceso.
Provócame. Empújame. Golpéame.
Hazme la violencia y no te molestes en explicarle a nadie porqué es arte. Pero hazlo. Llevo demasiado sin sentir miedo.


martes, 24 de junio de 2014

Veritas

Tras una dura pelea con las palabras, se retira satisfecho dejando un escrito sobre la imposibilidad de explicar ciertas sonrisas.
Y lo que existe sin tener un nombre, e intenta explicarlo, y sonríe a la sonrisa que ni puede predecir ni comprender pero que existe aunque no la vea.
Vuelve a la mesa, rompe la hoja. Esta mañana ha hecho bien su trabajo.


domingo, 22 de junio de 2014

Fábula del apocalipsis

Dos robots se enamoran en la línea de montaje de una gran empresa del motor.
El plan del gobierno ha funcionado y las calles se llenan del nuevo modelo. De su equipo de música sale siempre la misma canción de los 60; los ciudadanos la tararean encantados, es el himno de una generación.
Una mañana se levantan y hay un seto florido que separa aceras del asfalto, los garajes son junglas donde solo los mas intrépidos se atreven a entrar.
Un ingeniero rumia como resolver el problema mientras calienta la cena en el microondas.
Días después, los robots planean una nueva travesura en la parte trasera de una chatarrería.


jueves, 19 de junio de 2014

Binario

Tan insaciable el hambre de aprender
que reclama que la carne tenga misterio.
El logos y su tonta manera de codificar lo que ya le decía el mito es el ovillo del gato sobre la alfombra raída.
Déjale, que intente reflejar en una ecuación la perfecta curva de tus senos.
Morirá atropellado mientras piensa en ello y cruza sin mirar un paso de cebra.


miércoles, 18 de junio de 2014

Subordinados

El tiempo y las malas noticias, o la falta de noticias, escriben una columna de opinión con cuatro referencias y dos cultismos.
Tres tipos de desdén en una misma tarde redactan un artículo motivado por la curiosidad científica.
El ritmo invisible del poema está en el tecleo.
Vicios sin prospectos que adviertan de efectos secundarios, dosis recomendadas y protocolo ante intoxicaciones.
Voluntad de dudar en din A4.




Silente

Una punta de alambre al rojo vivo, la señal de que la vida real había vuelto para quedarse.
La trinidad de juventud, amor y muerte, la falsa fe, las iglesias de ediciones baratas y páginas manoseadas.
La tumba de hormigón. La felicidad rebosando de los contenedores. Un número primo sobre tu cabeza.
La epifanía de la locura y el voltaje, la estática condensada y el brillo del canto de un pájaro que no es un ruiseñor, pero si lo decides no tienes porque escucharlo y es un ruiseñor.
Lametones en las gruesas cadenas de la libertad.
Sexo verbal en los muros.
Fotos de interiores cubriendo las ventanas.




martes, 17 de junio de 2014

El panal

Cuentan con los dedos y se olvidan de observar lo que se ve a través de ellos. Atados a lo tangible señalan con los dedos gastados a los perseguidores, acusándolos del reflejo que les da su sonrisa.
Quieren que les vendan momentos bien empaquetados, lucirlos en sus estanterías cárcel; vanagloriarse de la colección de besos, golpes y caricias que otros atesoraron ante sus pares, esforzándose por no entenderse en el mismo idioma para mantenerse sobre la columna.
No tienen miedo de los perseguidores.
Tener miedo es algo a lo que no se atreven.



La primavera de Montignac

Bolsas en los ojos.
Yo las tenía, perennes, y me dijiste que fuésemos a pasear. Dejé de comerme las uñas y planteamos un nuevo factor; nos follamos la teoría de las cuerdas a bocados como quien no hace nada, sin la mas mínima importancia. Nada había que publicar, rehuir la doctrina sometidos a vuelos nocturnos era toda la filosofía.
Llenamos de oxígeno el vacío y lanzamos los pulmones por la ventana. Cuando se ponía el sol era el momento en que la luz a través de las rendijas cantaba mas alto. La fricción era la música de aquel cuarto anecoico. Cuando la banda dejo de tocar te quedaste las bolsas de mis ojos.
Hace unos días volví a pensar que te habrás alegrado de que haya vuelto el sol.



Patíbulo

Cerca del aliento de la serpiente
forajidos sonrientes secándose bajo la lluvia.
Era temprano cuando fuimos condenados
sobre las diez de la mañana
nos preguntaron el porqué
teníamos un fusil
pasó por delante y le disparamos
hace unos meses
sobre las diez de la mañana.
El premio ha sido
morir colgados el mismo día
si podemos escoger
que sea a las diez de la mañana.


domingo, 15 de junio de 2014

Una cuestión de estilo

La ciudad se desmorona a sus espaldas. Charlan tranquilamente encendiendo sus cigarros; el chasquido del mechero borra los gritos. Hablan silencios en idiomas inventados, su chiste privado, ríen y cantan las virtudes del bardo sobre el bufón o el diplomático.
El calor en la espalda mientras se acercan a los escalones, no se giran para observar el incendio.
Una caricia en el portal, el olor de la gasolina en las manos acelera la respiración.


viernes, 13 de junio de 2014

Invitación a la barbarie

La entropía de dos cuerpos en lucha contra la cinética
los neutrones de Hiroshima
son una sabana cálida
abarrotada de latas, mugre y sudor.
La lengua dibuja espectros cerca de la luna llena; el terror del no ser aúlla, atemoriza. La praxis, cuando atados al logos, la praxis es el silencio.
Revivan los mitos.
Hazme la violencia, destroza la profilaxis de mi profundidad.
Libérame a golpes de cadera
insúltame en el santuario
hazme reír.
Deprisa.
Estudio científicos amenazan con averiguar la fórmula del orgasmo.


jueves, 12 de junio de 2014

Piel

Se me ha roto un poema
vino lo real y lo lanzó contra la pared.
Tomamos algo
charlamos
acabamos enredados en la cama una vez mas.
Todos los cuerpos existen desnudos
la piel es privilegio
el tablero
las fichas
la piel no tiene puntuación ni final.


martes, 10 de junio de 2014

El veneno del Golem

La densidad del sudor meditado agota; los pulmones se esfuerzan por renovar el aire viciado que otro rechazó antes, no se ve nada por la ventana.
El giro, nadie se mueve, pero el giro. La espuma del vaso parece enmohecida, tus tobillos apenas sujetan los pies acalambrados mientras pateas la reja, inútil, esfuerzo vano. Esfuerzo vano. La magia que resta son esos absurdos que no creíamos; el peso del aire derrumba los brillos.
Creímos lo que decía Andrade y descubrimos que la fe se desvanece, ahogados, y sin fluidos.
Creímos que eramos vacuna y somos lepra en un colchón gastado.
De todas las noches esa noche, ni por el número del mes ni por la luna, pero tenía que ser esa noche. Plegar sin remar, llegar a algún puerto desierto y cenar famélicos entrañas regaladas por rostros descarnados, sin preguntas.
El plan solo falló porque teníamos un plan.




Incendio POP

Entiéndelo. Dejé que te quedases a dormir porque vivo en un cuarto sin ascensor y sé lo mucho que te gusta rodar sin sentido por las noches. Claro que hice café y te lo llevé a la cama por la mañana. Es educación.
Has sacado todo de contexto.
Ahora lloras, como si no te hubiese avisado. Te lo dije.
-Mañana se acabará todo. No quedará nada.
Borra esa mueca. Yo te lo permití, pero fuiste tu quien decidió quedarse. No me culpes, recuerdas tan bien como yo que te lo dije. Incluso dijiste que te parecía hermoso, que solo estábamos atados por unas horas.
Y te parece injusto, lo veo en tu cara, crees que no debería tratarte así. Nos conocimos anoche y ya tienes pegas que ponerme, ya te crees que puedes echarme en cara algo. Eres una egoísta. No entiendes la belleza que rodea a esto, y que efímera es mucho mas hermosa.
No se que esperabas.
Nos cruzamos la mirada; bailabas bien, lo reconozco, me gusta como bailas. Lo haces natural, no intentas parecer salida de un videoclip. Eso es atractivo, de verdad. Creo que por eso me acerqué, si tenias belleza en ese momento podrías tenerlo en algún otro.
Me gusto cuando nos paramos a bailar camino de casa, me gustó que tardásemos tanto en llegar a la cama recorriendo el mobiliario, me gusto como te mordías el labio, y te lo dije, fue una buena noche.
No se para que te recuerdo esto; por tu cara veo que no le das ningún valor, como si no tuviese importancia. Es imposible que nos entendamos. Deja de llorar, ya no tiene remedio. No quiero que hables. Quisiera quitarte la mordaza para que besases la cuchilla, pero creo que solo gritarías y me duele la cabeza.


No hay spleen para los vagos

El aullido de cada mañana
cada grito al aire que liberas
persiguiendo el momento
ese momento
en el que consigues quedarte sin palabras.


viernes, 6 de junio de 2014

Pleamar y los peces aguja del Pacífico

La isla es cualquier lugar donde el mar pueda devorar la tierra. Es la amenaza de nada firme, el zen del cielo estático susurrando lo que quieras escuchar.
No pasan barcos.
No se curva el horizonte.
Nadie te observa en la isla; sobran los lamentos.
Polizones sobre tablas intentar llegar, pelean contra la corriente que les responde impasible, evitándoles llegar a la playa pero sin dejar de verla. Sísifos desharrapados. No tienen tiempo para dioses. No tienen tiempo para fe.
La isla es el escenario mínimo
pequeños gestos
rodeada por un océano de crueldad
la lírica de la isla es el sustento que resta.




Tiempos modernos

Recuerda
Casandra
que ha dejado de ser una maldición que no te crean.
















(para B)

...et facta est lux

1
Hoy se han despertado las siete bestias que intentarán matarme.
Esta noche lloverá, habrá reflejos en el asfalto que nos den esa ilusión de luna llena; el motivo, muy importante, pues no hay motivo.
Llama.
De fuego, de boca.
Espero.

2
Buscas arder en el silencio de la cueva. La antorcha cómplice vagabundea entre callejas buscando sombras que la cobijen. Apaga las tinieblas.
Llama.
De voz, de grito.
Espero.


jueves, 5 de junio de 2014

Let's go

Ciegos orgullosos
incapaces de deslumbrarse.
Horda que jamás podrá vencer al orgullo caníbal de los jóvenes furiosos, malabaristas del abismo sonriendo a la fosa común mientras callejean cogidos de la mano buscando una fuente en la que bailar. 
La mirada afilada es la pintura de guerra que los distingue; la cuchilla de sus dedos el arma que desgarra y abre el cuerpo al dolor, la luz, la respuesta que queda.


martes, 3 de junio de 2014

Walkman

La sangre sabía dulce, dulces también las lágrimas.
En una curva de carretera comarcal encontramos el barranco perfecto para el sepulcro. Hartos de golpes y adictos a ellos, ni un paso atrás, uno tiene que caer.
Y no caía nadie.
Guardábamos en secreto que ya lo sabíamos; fuimos a aquella habitación sin árbitro para poder ensañarnos atroces, sucios, machacar la carne y comernos la pulpa, fruicción caníbal en el akelarre de las maldiciones. Durante segundos nos cegó la espuma. Una vista en un barranco.
Pero fuimos honestos.
Entre hierros retorcidos los cuerpos desgarrados siempre dicen la verdad.




Stay gold

Quiero decirte
que escribo poemas para saber que soy más que alguien que escribe poemas
que en mi pecho han escrito su epitafio algunas muchachas que han venido a el a morir
que me aburriré de ti para evitar que seas tu quien se olvide de mí.
Debes saber
que si te hago una promesa es que no tardare en romperla
que dejare de saber leer lo que dicen tus rizos al agitarse
que mis pupilas caóticas se volverán hurañas al verte.
Hechas todas las profecías
ya podemos salir del cine encantados con la mirada de Paul Newman
y buscar aquel rincón donde pensamos el primer baile.



domingo, 1 de junio de 2014

Última noche en Las Vegas

Nos habían prohibido el paso en todos los grandes casinos, pero conseguimos encontrar una buena partida.
Los pardillos cayeron rápido. Llevábamos tiempo deseando medirnos en un mano a mano, y ahora estábamos en ello.
Para los dos era la última noche en Las Vegas.
El juego se trata de conseguir que el rival apueste todo lo que tiene; solo importa una mano, el resto son los preliminares para saber quien se la lleva.
Nos conocemos demasiado. Todos los trucos, los falsos gestos, como intentas colocarme que vas de farol cuando eres todo ases. No somos capaces de engañarnos.
El sueño no nos desgasta.
Aguantamos bien la bebida.
Fichas van y vienen, desajustamos y reajustamos nuestras torres, no dejamos de mirarnos.
Ninguna señal de que el juego vaya a cambiar.
Otro pardillo entra en la mesa.
Lo despedazamos en instantes, compra mas fichas, le dejamos casi seco.
Sonríes. Sonrío.
Echamos todo al pozo y dejamos las cartas sin girar, todo para el pardillo.
Un café nos espera antes de dejar la ciudad.


Detour

Una fila de termitas recorren la espina dorsal
fría superficie
volutas entierran al demonio una tarde cualquiera de domingo.
El pacto se sostiene; algunas cortesías, conversaciones de puesta en común. Una alegoría de la necedad para evitarla a posteriori. Cumplamos el ritual.
Desencadenados de rigores ya podemos desatar la tormenta. Recuerda que te odio, pero no por eso voy a dejar de tocarte. Recuerda que te quiero.
Arde sal en las heridas
lengua
abejas danzando frente al panal.
Esta tarde es otra tarde más, como cualquier otra tarde. Lo leve. El vuelo.
No sabemos que día es mañana, si es que siquiera mañana es algún día, pero aquí seguimos lanzando retos y enviando postales a domicilios ajenos.
Los buzones de las pequeñas ciudades mueren ahogados con cartas de amantes desconocidos
los callejones sonríen
ciertos rincones esconden sus secretos
el paseo nunca termina.


Eros y los dioses ofuscados

Arrastrado en el suelo de la cocina, tan bien barrido que refleja mi rostro.
Hiel.
Trago hiel a cucharadas mientras tú (yo) me observas, creyendo que me quieres. Has pasado del vicio de odiarme a pensar que me amas, tiemblas por la incertidumbre de saber si te correspondo y sonríes cada vez que yo (tú) lo hago.
Harto de tu limerencia, y de no esconderme de ti ni apuñalarte como debiera, derramo el te; no es todo lo amargo que debiera y multiplica tu (mi) reflejo en una danza infernal, paroxismo de cuerpos antes ilustres revolcados en esa superficie fría que recuerda el destierro, el tiempo de la incertidumbre y los medios gestos, aquella gala en la que bailamos poseídos por los ángeles.
Tu, yo, nosotros. Palabras torpes intentan sustituir al nombre, como si llegase con no nombrar para borrar la existencia.
Pactemos un beso, una paz. Hagamos juntos la guerra.