Quieren que les vendan momentos bien empaquetados, lucirlos en sus estanterías cárcel; vanagloriarse de la colección de besos, golpes y caricias que otros atesoraron ante sus pares, esforzándose por no entenderse en el mismo idioma para mantenerse sobre la columna.
No tienen miedo de los perseguidores.
Tener miedo es algo a lo que no se atreven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario