miércoles, 20 de agosto de 2014

Continuidad del viento

Vistazo al vuelo y miradas que se cruzan. 
El beso que recuerdas, redentor. El beso futuro, el esperado.
En el beso presente desaparece el tiempo y la trama de instantes se alinea y prende brillos por toda la estancia; labios que son luz, solo para ver la mirada desconocida. Siempre lo es. Siempre el flujo tiene un nuevo matiz, un leve cambio de cadencia. 
El orfebre, el pobre orfebre, lo es porque no le queda mas que pulir y tallar para disfrutar nuevos detalles.
Los amantes disfrutan nuevas maravillas en bruto en cada acometida, en cada encuentro pactado.
Los amantes distinguen su nombre en el aroma y la piel, siempre en singular, pieza única e irrepetible, es el lienzo de sus declaraciones tan sucias como honestas.
Princesas y príncipes sin más corona que el halo de su calor ganan nuevos reinos cada noche mientras el orfebre, con la mirada gastada, ajusta la lupa para tallar un nuevo vértice.


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