miércoles, 6 de agosto de 2014

Desayuno

El corte entre dos miradas como el silencio de la tormenta. Revuelo en la sala de estar; cierta foto de una acacia estalla contra suelo recién lamido. La asepsia insoportable y la pulsión de encenagarse y nadie retira la mirada.
El consuelo, inútil marmota, es el reloj parado que alumbra el espacio.
Remedios y pócimas se acumulan ante la puerta, prestos a intervenir en caso de necesidad.
Hilos anudados saturan el recinto
la mirada tensa
salvajes se niegan a respirar.


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