Y el ad hoc a la enmienda del propósito, la furiosa fusta batiendo sobre la coraza acelera la máquina del sueño y el imperio, la epifanía de la red de carne en conexión sináptica graba sobre la piedra leyes tan rápido como la erosión las destruye en una batalla eterna.
Todos siempre vivos, siempre muertos, salvados de la quema y condenados al fuego.
La rendición.
Rendición.
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