jueves, 17 de julio de 2014

Pálido ministerio

Un viaje de sílabas. Aliento huyendo de la decandencia, amuleto incorruptible.
Todas las noches guardadas, la vigilia, los amaneceres muertos, encuentran su lugar en la cosmogonía de las brisas perdidas. Fabrican, llaman, golpean. El paseo militar de los truenos aplaca insurreciones; la rebelión, la contra por la contra, pierde su energía.
Puntos unidos, juego de niños para mayores, figuritas de corcho a golpe de punzón.
Inaprensible.
Como el aliento.


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