Seguimos avanzando, recorriendo el tiempo canónico de cualquier errancia.
Prendido o prendado, detective de mesa revuelta y petaca siempre a mano despierta bajo luz entreverada de persianas y atiende llamadas de femmes fatales disueltas en cámaras de sudor.
El crimen de no haber disparado.
Urdiendo una traición desesperada y el antojo limpia el cargador, metódico, perfecto resbalar merece la munición para el charco perfecto.
El crimen de disparar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario