El farero siempre alerta
avisando con su luz para que nadie pise esa tierra.
Juega al ajedrez con el caníbal, largas partidas sin dirigirse la palabra. Páginas gastadas sobre una mesa de formica.
Sale a caminar, estirar sus tiesas articulaciones. Sentir su peso hundirse en la arena de la playa. Un brillo a lo lejos, se acerca un barco.
El farero corre a encender la luz, nadie debe correr el riesgo de acercarse a la isla.
El caníbal enciende su gran fogata, tal vez algún humano llegue a la costa.
Los pasajeros del barco se preguntan porqué hay dos faros en una isla tan pequeña.
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