Con inmaculada determinación de creerse cualquier cosa dos títeres escapan por la noche y se encuentran en una plaza de piedra antigua. Fecundos copulan sobre tan legítimo lecho e infinitos hilos de marioneta van cubriendo con trama imposible cada rinconcito de la ciudad. Con sus patitas de araña la recorren y devoran a los inocentes ciudadanos.
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